Con el sol ya preparándose para darnos otro sofocante día de calor
típico del norte de Australia, dejamos la ciudad de Cairns por la pintoresca
ruta Kennedy Highway con rumbo al histórico pueblo de Atherton, en la región de
las mesetas, con el propósito de visitar la famosa “Emperatriz de Uruguay”, la
amatista más grande del mundo.
El salón de entrada es una tentación única, con mesas y vitrinas
cargadas de todo tipo de piedras preciosas y semipreciosas para la venta. Una
verdadera prueba a nuestra conducta financiera.
Después de comprar algunos “recuerditos” y ya equipados con linternas en
nuestras cabezas nos internamos en la oscuridad de un laberinto enorme de
túneles y arcadas donde luces estratégicamente colocadas nos muestran un mundo surreal, donde cada rincón
y cada grieta albergan piedras de
increíbles colores y luminosidad. En el caleidoscopio que nos rodea se escucha
solamente las exclamaciones de admiración de nuestros compañeros de aventura.
Y de repente la encontramos. Con más de tres metros de altura y cubierta
de cristales de un color púrpura oscuro,
la Emperatriz de Uruguay, en toda su gloria, reina majestuosa en medio
de las cuevas.
Debido a su increíble belleza y su perfección una persona pregunta si
realmente es una piedra extraída naturalmente de la tierra o fue retocada por
el hombre. La Emperatriz es real. No ha sido pulida ni retocada de ninguna
manera. Está conservada exactamente como fue creada miles de años atrás, con
miles de pequeños cristales formados adentro de ella. Y pesa dos toneladas y
media!
La Emperatriz fue descubierta en una mina del norte uruguayo y llegó a
Atherton en el año 2007, en un contenedor de acero especialmente construido
para el largo viaje. Enormes grúas fueron necesarias para sacarla del
contenedor y colocarla en el lugar donde se encuentra hoy. Una operación
difícil y costosa que Rene y Nelleke no se arrepienten nunca de haber llevado
adelante.”.
Referencia:
Bendiciones de la Emperatriz,
Sylvia