miércoles, 13 de julio de 2011

PURIFICACION EN SAL


El segundo método de purificación es la sal. La sal es una sustancia cuyas propiedades purificadoras y depurativas le ha conferido a lo largo de los años un reconocimiento elevado en todas las culturas. Desde hace milenios se utiliza para repeler influjos negativos, eliminar la insatisfacción y determinadas patologías. Todo esto no es otra cosa que la liberación de informaciones "adheridas".


La sal posee esta cualidad, pues ella misma se forma a partir de un largo proceso de purificación y depuración. Además, su estructura cristalina, propia de un mineral cubico, se caracteriza por un orden extremo, así como una composición equilibrada: el acido y la base se unen en la sal en una proporción 1:1, a estos factores cabe agradecer que la sal limpie de una forma mucho mas exhaustiva y rápida que la amatista. La información que nos quiere transmitir es: ¡Purifícate y depúrate!.

Para limpiar piedras de esta forma debemos colocar la piedra sobre un cristal de sal seco o sobre una sal marina. No es preciso hacer nada mas, puesto que la información de la sal actúa de manera penetrante. Después de permanecer una o dos horas en la sal, las piedras se han purificado totalmente. Pero no deben estar más de tres o cuatro horas, ya que la sal podría tener un efecto energéticamente lixiviante, de tal forma que es importante que controle el tiempo de purificación.

Se recomienda tener mucho cuidado cuando utilicemos agua salada. En la literatura especializada se considera como un buen método de limpieza de piedras, ya que el agua salada es un depurador tan eficaz como la sal seca. Sin embargo, debemos considerar que el agua salada ataca químicamente a muchas piedras.

Las consecuencias pueden ir desde una pérdida de brillo en la superficie hasta una cristalizaciones de sal en las fisuras y poros de la piedra, pasando incluso por una porosidad elevada y una desintegración parcial de la sustancia mineral. Podemos concluir que el agua salada tan solo está indicada en la limpieza de piedras duras y químicamente resistentes. Además les recomendamos tener especial cuidado con ciertas recetas que circulan en la literatura especializada que aconsejan añadir vinagre al agua salada, ya que la acidez del vinagre todavía aumenta más la agresividad de la mezcla.

Debido a que el contacto directo con la sal seca conduce en algunas piedras que su superficie se vuelva roma o a que esta se seque. Para una mayor seguridad las piedras deberían colocarse previamente en pequeños cuencos de cristal, los cuales a su vez se introducen en otros cuencos mayores con sal formando por así decirlo una "cama de sal" y que impiden el contacto directo con esta. El efecto de la sal es capaz de atravesar el cristal. También podemos cubrir con pañuelos blancos los recipientes que contienen la sal y sobre ellos colocar las piedras. De esta forma también actúa la sal de una manera lo suficientemente penetrante.


La limpieza en sal es aconsejable sobre todo cuando las informaciones extrañas se caracterizan por ser especialmente "tenaces" y no pueden eliminarse con otros métodos.

continua en el próximo boletín..

Bendiciones de Luz Cristalina,
Sylvia