martes, 19 de mayo de 2015

La memoria celular



Los cristales nos permiten conectarnos con nuestra memoria celular, recuperar datos importantes para mejorar nuestra calidad de vida y comprender patrones de pensamientos, repeticiones, emociones recurrentes y diferentes estados anímicos.

Cada célula es mente. Contiene el registro de nuestras emociones, que se mantienen vigentes más allá del tiempo, aunque no las recordemos. Dichos registros controlan nuestras reacciones. Guiados por un Terapeuta en sanación con Cristales, en estado de profunda relajación consciente, dichos registros se vuelven disponibles para traerlos a la conciencia y trabajarlos. Asociar nuestras conductas, comprender las actitudes que no tenían lógica aparente.

Al disponer los cristales sobre el cuerpo se ponen en movimiento caudales de información energética útiles para la búsqueda interior. Finalmente nos ayudan a expandir nuestra conciencia y conectar con nuestros cuerpos de luz, cada vez de manera más consciente.

Existe una capacidad potencial de sanación en el reino mineral, pero es necesaria la INTENCION para activar y focalizar dicha energía. Los cristales movilizan la energía donde está congestionada y así la sanación se hace posible. Actuando como indicadores, nos permiten el acceso al sistema de luz donde las semillas de los pensamientos crean tensión o desarmonía. Los cristales también pueden suministrarnos el cuadro de un diseño geométrico en la matriz del alma, que puede ser responsable de las cuestiones y problemas con que lidiamos en nuestra vida.

El viaje sanador realmente comienza en el último de los cuerpos energéticos, el cuerpo espiritual. Este aloja el molde del alma, el plan maestro para nuestras vidas. Vivimos respondiendo a estos patrones, aunque casi no somos conscientes de ello. Los cristales nos limpian, armonizan, relajan, enfocan, amplifican, traducen sincronizan… son verdaderos agentes del cambio. Los cristales tienen la virtud de entrar tanto en la luz como en la oscuridad, mostrándote siempre el camino que es mejor para nosotros, en ese momento.

Los cristales nos ayudan a mirarnos por dentro. Su energía no intrusiva nos sugiere, nos guía, depende de nosotros hasta donde queremos llegar con su compañía. Ellos NOS MUESTRAN EL CAMINO PARA TRAER EL ESPIRITU A LA MATERIA, para despertar y poner en acción nuestra misión. Desde su estructura nos enseñan a mantener aquel orden Original, nos posibilitan el crecimiento evolutivo espiritual, nos elevan y ponen en contacto con los planos superiores de existencia, sin perder nuestras raíces.

Por Veronica Rodríguez